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Hemos leído con atención los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística sobre empleo y discapacidad y hemos tenido que abofetearnos para saber si estábamos en el siglo XXI.

Todas las cifras son demoledoras y nos aterrorizan; por lo menos, a quienes, como LOTTO FORMACIÓN, batallamos por la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad.

A fecha de este artículo, las últimas cifras publicadas son de 2022.

No queremos pensar cómo podrán ser las de 2023 o las de este 2024.

Las cifras:

1.- La tasa de actividad de las personas sin discapacidad fue del 78,0 %.

La de las personas sin discapacidad, 35,3 %.

¡¡Casi 48 puntos porcentuales menos!!

La tasa de actividad es el cociente entre el total de personas activas (las que trabajan más las que están formalmente desempleadas) y la población mayor o igual a 16 años, es decir, en edad de trabajar.

Esta población última puede estar trabajando, estar formalmente desempleada, o no estar en ninguna de esas dos formas. Las personas denominadas “NiNi” podrían ser un ejemplo.

Esta tasa nos viene a indicar el porcentaje de personas en edad de trabajar que están dispuestas a hacerlo.

En el caso de la discapacidad, habrá factores motivacionales que hagan que menos personas con discapacidad estén dispuestas a trabajar.

Por ejemplo, la clara exclusión a la que están sometidas, ¡como cualquiera!

 Empleo discapacidad

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

En la gráfica se observa que en 8 años, el valor se ha movido entre el 33 % y el 35 %; casi estable.

2.- La tasa de empleo de las personas sin discapacidad fue del 68,1 %.

La de las personas con discapacidad, 27,8 %.

¡¡40 puntos porcentuales menos!!

La tasa de empleo es el cociente entre el total de personas que trabajan y la población mayor o igual a 16 años, es decir, en edad de trabajar.

Esta tasa nos viene a indicar el porcentaje de personas en edad de trabajar que están trabajando.

En el caso de la discapacidad, habrá factores motivacionales que hagan que menos personas estén trabajando.

Por ejemplo, la clara exclusión a la que están sometidas, ¡como cualquiera!

 Empleo discapacidad

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

En la gráfica se observa que en 8 años, el valor ha subido algo más de un 5 %. ¡Iiiiiaaaa!

3.- La tasa de paro de las personas sin discapacidad fue del 12,8%.

La de las personas con discapacidad, 21,4%.

¡¡Casi 9 puntos porcentuales mayor!!

La tasa de paro es el cociente entre el total de personas formalmente desempleadas y la población activa (esta última recordamos que es la población que trabaja y la que está formalmente desempleada).

Esta tasa nos viene a indicar el porcentaje de personas que, estando dispuestas a trabajar, no están actualmente trabajando.

En el caso de la discapacidad, habrá factores que hagan que menos personas estén dispuestas a trabajar.

Por ejemplo, la clara exclusión a la que están sometidas, ¡como cualquiera!

Empleo discapacidad

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

En la gráfica se observa que en 8 años, el valor ha bajado en un 12 %.

A priori, es un dato muy positivo, pero partiendo de la base del bajo porcentaje de personas con discapacidad dispuestas a trabajar.

El resumen, gráficamente:

 Empleo discapacidad

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

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Por otra parte, hemos buscado información en Internet sobre el grado en el que las empresas en España cumplen la cuota de reserva del 2% de empleos para personas con discapacidad; cuota que es un requisito legal para empresas de 50 o más personas trabajadoras; ¡no lo olvidemos! (desde el año 1982, según el artículo treinta y ocho de la Ley 13, de 7 de abril, de integración social de los minusválidos; ¡cágate el sustantivo!).

Solo hemos encontrado un dato de un estudio del año 2016, de Leialta. ¡Vaya!

El estudio indica que el 81% de las empresas no cumplía este requisito legal.

Es decir, 4 de cada 5 empresas no cumplían.

¡¡Y no pasaba nada en este país!!

Dejamos que tu imaginación diga hacia dónde se habrá movido en 2024 (mayor o menor) y qué valor habrá alcanzado. Y si pasa algo en este país.

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Son muchas las justificaciones que sumarán su granito de arena para que se den todas estas cifras.

Apuntamos algunas.

Primero, una visión empresarial prejuiciosa:

  • ¡Ah!, ¿pero hay una ley que tengo que cumplir?”

  • Contratar laboralmente a estas personas me representa un problema”.

  • No he caído en estas personas cuando hago una selección de personal”.

  • No tengo adaptado los puestos de trabajo a estas personas y hacerlo me supondría un coste importante”.

  • Estas personas no tienen a priori formación y/o experiencia adecuada”.

¿Alguna duda de que lo que subyace en la mayoría de estas posturas son prejuicios?

Segundo, una planificación deficiente del sistema educativo/formativo:

  • Las personas con discapacidad intelectual no pueden seguir el ritmo del resto.

  • Los temarios no están adaptados a personas con discapacidad intelectual.

  • Las aulas y los recursos educativos no son accesibles a personas con discapacidad.

  • Se trata de un porcentaje de personas afectadas muy pequeño.

Lo que subyace en la mayoría de estas exposiciones es una falta de apoyos y de adaptaciones curriculares.

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Hablamos ahora de la discapacidad a la que LOTTO FORMACIÓN se dirige: la discapacidad intelectual con posibilidades de empleabilidad.

Hemos identificado un tercer grupo de interés en estas personas, además de las empresas y del sistema educativo/formativo: los padres y tutores.

Los hijos y tutorizados con discapacidad intelectual podrían ser perfectamente independientes, profesional y personalmente, si se les respetara el principio de igualdad de oportunidades. ¡Como a cualquiera!

Son personas con una característica bastante común entre ellas: su velocidad de comprensión es menor que la mayoría de las personas.

Esto de la velocidad tiene soluciones.

Por tanto, con esas soluciones, pueden hacer su vida, si se lo permite la Sociedad y se las apoya. ¡Como a cualquiera!

En las conversaciones que tenemos con padres y tutores y en la observancia de sus comportamientos, hemos constatado que, en muchos casos, no se deja que sus hijos y tutorizados sean autónomos.

Es decir, piensen, razonen, decidan y actúen por cuenta propia, con los mismos riesgos de acertar o equivocarse. ¡Como cualquiera!

En muchos casos, padres y tutores están muy encima de ellos, haciendo por ellos lo que ellos tendrían y podrían hacer, diciendo por ellos lo que ellos tendrían que decir, pensando por ellos lo que ellos tendrían que pensar. ¡No como con cualquiera!

En definitiva, perdiendo oportunidades de que ellos tengan vida propia independiente.

¿Sobreprotegiéndolos?

¿Lo piden sus hijos?

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LOTTO FORMACIÓN no tiene la fórmula mágica para que este problema de la empleabilidad termine siendo residual.

Trabajamos por evitar los prejuicios empresariales y las deficiencias educativas.

Desde la óptica empresarial, tratamos de sensibilizar y concienciar a las empresas con las que nos relacionamos, para que deje de pensar en ese 2% de cuota de reserva, y que contrate en cada momento a la persona más idónea para el puesto, sin prejuicios.

Hay que eliminar el prejuicio de que las personas con discapacidad son menos capaces.

Hace poco el Responsable de RR.HH. de una empresa nos comentó que en determinado puesto de trabajo tuvieron a una persona TEA “que era un máquina”. ¡Esto es!

Desde la óptica educativa/formativa, adaptamos los temarios y aplicamos el ritmo adecuado para que se comprendan los conceptos.

¡Nosotros sí trabajamos a la velocidad de nuestro alumnado!

LOTTO FORMACIÓN hace más accesibles los recursos educativos (temas, ejercicios, presentaciones, test, resúmenes, etc.), empleando metodologías como la lectura fácil y la gamificación.

Nuestros recursos educativos pueden ser leídos y escuchados.

Por último, a los padres y tutores de nuestro alumnado les instamos a que den libertad a sus hijos y tutorizados.

Que dialoguen; que no piensen, decidan y actúen por ellos.

Igual que hacemos nosotros en nuestras clases: enseñarles a tener autonomía laboral y personal.

Autonomía a la que tienen derecho, ¡como cualquiera!

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