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Muchas, muchas, muchas personas solo comprenden determinadas situaciones que

afectan a otras, cuando ellas se ven afectadas por esas situaciones.

Parece un galimatías, pero nada más lejos de la realidad.

(Nota: “galimatías”: lenguaje difícil por su confusión)

 

Pongamos varios ejemplos de esas personas:

1.- Aparcan vehículos en las esquinas de las calles o en pasos de cebra, impidiendo el

tránsito a muchas personas (estamos pensando a lo mejor en una silla de ruedas para

discapacidad física, pero también podemos pensar en un andador para persona mayor

o un carrito para bebé).

¡Ahí está! Cuando tenga que pasar por un sitio similar empujando la silla de su padre, se quejará; seguro.

 

2.- Hacen aplicaciones (por ejemplo: las de sacar tickets para zonas de aparcamiento

regulado) o elaboran documentos (por ejemplo: las leyes o las sentencias judiciales),

que para entenderlos hay que hacer un Máster previamente.

Dice queeee… ¡la parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte!

 

3.- Establecen ofertas de empleo en las que no se tiene en cuenta a toda la

diversidad de personas, para que las oportunidades sean equitativas para todas.

¿Y la opción de discapacidad, por ejemplo, dónde está en el buscador?

 

4.- ponen señales de orientación en edificios, calles o grandes espacios públicos, en

las que ni una inteligencia artificial sería capaz de llegar a los sitios.

5.- se “preocupan” mucho por la igualdad (la más manoseada es la de género, que

debería llamarse más correctamente de sexo), pero poco por la equidad.

(Nota: “manoseada”: utilizada tanto que se hace pesada).

Equidad es justicia; igualdad puede no serlo.

¿Hay que estar afectado por todas esas situaciones para cambiar el comportamiento?

 

Triste y lamentablemente, parece que sí.

Basta que estés un poco pendiente de situaciones como esas, y te hagas tu propia

composición de lugar.

 

Detrás de esas actitudes y comportamientos hay una tremenda falta de empatía.

La falta de soluciones a las mismas muchas veces está en el origen de lo que

hacemos: el diseño de productos y servicios.

 

No vivimos en una Sociedad muy empática, que digamos.

Tampoco que tenga en cuenta las necesidades de todas las personas (fase inicial de

todo diseño de producto o servicio).

Cuando la Sociedad se haga, por fin, empática, tendrá la base para comprender las

necesidades de todas las personas y el concepto “Diseño para todas las personas” se

integrará en el día a día de todo lo que la Sociedad haga profesionalmente.

No hace falta explicar, ¿verdad?

 

Empatía es, simplemente, ponerse en el lugar de otra persona, para entenderla y

comprenderla.

Diseño para todas las personas es, simplemente, pensar en todas cuando

profesionalmente planifiquemos, desarrollemos y realicemos aquello a lo que nos

dedicamos, sean productos o servicios.

 

Ambos conceptos, empatía y diseño para todas las personas, darían mucha, mucha,

mucha solución a ejemplos como los anteriormente expuestos.

 

Este artículo se nos ocurrió después de visionar un vídeo espectacular al respecto.

Felicitamos a las personas creadoras y a las promotoras de este impactante video.

Se podría titular “La vida al revés”:

https://www.instagram.com/reel/C8jhWG2p7JP/?igsh=ZW16ZHIyNjZwbGtw

 

En Lotto Formación trabajamos porque la mayor cantidad de personas comprendan y

empaticen con las personas con discapacidad intelectual.

Nos queda mucho por hacer, pero no vamos a desfallecer en nuestro leitmotiv.

(Nota: leitmotiv: motivo fundamental).

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